Las leyendas sobre el maestro eran fascinantes. Unos, decían que se podía trasformar en cualquier apariencia humana; otros, que tenía la fuerza de un guerrero; otros, que era capaz de sanar cualquier herida; otros, que podía desplazarse de un lugar a otro en segundos...
De cualquier forma, después de los ocho años en el monasterio, la prueba para continuar la formación como maestro había que superarla sólo con él. No había ni instrucciones, ni objetivos. Nadie que la hubiera o no superado, había hablado jamás de ella.
Pronto dejó de conversar con aquel viejo inútil y empezó a pensar en el tiempo que estaba perdiendo. Cada día perdía un poco más su paciencia y poco a poco la constancia del viejo le empezó a molestar. ¿Qué hacía desperdiciando su precioso tiempo con aquel ser lastimoso?. Fue con estos pensamientos y con un rencor creciente que el joven no sólo dejó de ayudarle sino que empezó a divertirse dificultando las tareas de aquel pobre diablo.
Sin embargo, el viejo no
parecía hacerse conocedor de las ofensas del joven y continuaba, inquebrantable, con su rutina. Esto sólo hizo que la rabia del joven aflorara. ¿Quién era aquel
viejo?, ¿Acaso no le afecta el lecho mojado, el agua derramada,
la comida quemada? Empezó entonces a
tratarlo con malos modales, pero al viejo tampoco parecía afectarle, al
contrario, le contestaba siempre de buenas formas. Un día que se le antojó que
el viejo estaba feliz, su impotencia, frustración y rabia aumentó y a la siguiente torpeza del
viejo aprovechó para insultarle y golpearle, dejándolo mullido en el suelo. Cogió sus
pertenencias y se alejó, enfadado con el camino, el tiempo y el mundo.
El viejo se levantó para
mirar compasivo al joven aspirante. Mientras le veía alejarse, sanó sus
heridas, se trasformó en un fornido guerrero y cuando ya no se veía apenas más
que un punto en el horizonte, apareció en el monasterio para observar durante
el día y la noche al siguiente candidato.
Cuando a la mañana
siguiente llamó el nuevo candidato a la sencilla casa, salió a recibirle una
hermosa mujer.
Autora: Raquel Valdazo. Psicóloga ámbito clínico. Colegiada M-22413.
no le entendi ;(
ResponderEliminar... pasaron algunos meses y al volver a leerlo definitivamente ya lo entendí. el maestro escogió la prueba según el perfil del candidato
ResponderEliminarMe encantó lo tuve que leer otra vez para entender... prueba superada! :-)
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