LA MIRADA DEL OTRO


Tomás era apenas un niño cuando conoció a Bella. Aún así, era capaz de recordarla como si la viera en el momento presente. Bella tenía una preciosa melena de oro, el pelo rizado, suave, sedosos, los ojos grandes, azules, con pestañas rizadas, la nariz pequeña, preciosas pecas, los labios carnosos, la piel dorada,…Tomás hubiera dado la mitad de su vida por salir con ella.


Y pasó tiempo.

Por casualidad, Tomás y Bella contactaron tiempo después. A su encuentro Tomás sentía mariposas en el estómago. Bella era, efectivamente, una mujer muy bella. Tomás pensó, sin embargo que Bella no tenía la melena rubia que recordaba, ni los ojos azules que recordaba, ni los labios que recordaba. Tomás se sintió ligeramente decepcionado, pero Bella era, efectivamente, una mujer muy bella. Y empezaron a salir.
Y pasó tiempo.

Cuando Tomás llegaba a casa, Bella y él solían salir. Pero ese día Tomás estaba cansado. Tomás se sentó y la observó, no sabía cómo pero su pelo parecía haberse vuelto castaño y liso, los ojos marrones, la nariz grande, curvada. Tomás se sentía cada vez más y más decepcionado, pero no comentó nada.
Y pasó tiempo.

Tomás se encontraba en casa cuando llegó Bella. Tomás no podía creer lo que veía. Bella estaba totalmente trasformada, su pelo sucio, lacio y liso le caía por una cara picada de viruela. Sus ojos grises, pequeños y tristes, le miraban penetrantes y amenazantes. Su piel parecía amarilla, e incluso Tomás pudo ver una verruga que crecía en su espantosa nariz, grande y torcida. Tomás al verla, horrorizado, se enfureció, la increpó, la gritó, la insultó. ¿Dónde está mi Bella? ¿Qué hiciste con ella?
Tomás y Bella lo dejaron. Y pasó tiempo.

Tomás estaba sentado en un pequeño bar cerca de la estación. La misma estación donde se reencontró con Bella hacía mucho tiempo. Entonces vio, por primera vez, a una mujer preciosa. Tenía el pelo trigueño, con reflejos claros, ligeramente ondulado, los ojos verdes, la nariz más bien grande, la sonrisa espléndida. Era Bella, que tenía el mismo pelo, los mismos ojos y la misma nariz que tuvo siempre.

Y es que Bella era, efectivamente, una mujer muy bella. 

Autora: Raquel Valdazo. Psicóloga colegiada M-22413

2 comentarios:

  1. me encanta como reflejas en el cuento como nos proyectamos en pareja a veces.... cuanto tomás y bella anda suelto por ahí....

    cada cuento que leo me gusta más que el anterior ... para cuando el próximo?

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    1. Muchísimas gracias por tu comentario. Sí, el mundo está lleno de Bellas y Bellos. Un abrazo

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