PROGRESO


Aún preparada y capaz, ni a su padre, ni a su esposo les pareció nunca apropiado que Ikraam trabajase. Pero tras la desdicha, llegó la necesidad, e Ikraam comenzó en el más insignificante de los trabajos, dentro de una gran marca de ropa.
Poco a poco, debido a su gran inteligencia y capacidad de trabajo, Ikraam fue progresando en la empresa hasta convertirse en ejecutiva. En tan sólo 5 años, Ikraam pasó por diferentes departamentos demostrando su talento y siendo valorada por sus compañeros.

Fue entonces cuando ocurrió: la responsable en Valencia, que era una señorita soltera, estaba en estado de buena esperanza. Eso de ninguna manera podría admitirse en una firma seria y con valores. Tenían que despedirla, y así se lo sugirieron a Ikaam como responsable del dpto. de ventas.  Ikraam, hábil de mente y palabra, trató de hacer entender que dicha persona cumplía con creces su trabajo y como responsable de dicho dpto. no encontraba motivo de despido. Su jefe le habló claro: aquella no era su decisión, eran las normas de la empresa.

Aquel día Ikraam fue a casa, disgustada y apenas pudo dormir. Al día siguiente, en vez de al aeropuerto, volvió a la empresa para trasmitir tranquilamente, que ella como responsable de esa firma, no despediría a aquella trabajadora ejemplar.

Ese mismo día fue a Valencia un compañero a arreglar ciertos asuntos, mientras Ikraam se incorporaba en una pequeña tienda de la empresa percibiendo una décima parte de su anterior salario.

Nadie entendió “su obstinación” y cómo había echado por la borda todo el  progreso y el nivel de vida que ella sola se había forjado. 

Hoy ya han pasado muchos, muchos años, y con su edad, puede constatar el verdadero progreso de lograr que, por motivos de conciencia, durmió mal una única noche.



Autora: Raquel Valdazo. Psicóloga ámbito clínico. Colegiada M-22413. Email: rvaldazo@cop.es; Tfno.: 633311168.

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